Yo había jugado béisbol toda mi vida hasta hace dos años. Jugé bien algunas temporadas, y otras temporadas eran peor. Sin embargo, la temporada que tuve cuando tenía 10 años fue especial. Yo era una de las estrellas en mi equipo. La razón por la que se destacó fue porque yo era un gran bateador. En realidad, yo era un bateador de pode. Sí, era un bateador de poder, pero había personas que estaba mucho mejor que yo en mi liga. Un día, mi entrenador me dijo que yo iba a representar a mi equipo en el derbi de jonrones. Tenía mucho miedo, pero estaba muy emocionado también.
Cuando el día del derbi llegó, vi a todos los otros concursantes batear. Me sentía como David o los otros concursantes eran como Goliath. Durante la primera ronda, creía que recibí suerte porque bateé bastante bien. Avancé a la siguiente ronda que ocurrió una semana después.
El día de la ronda final, estaba muy sorprendido. El mejor jugador de la liga que tenía miedo de tenía un brazo roto. El chico todavía va a participar, pero he desarrollado la esperanza. El muchacho no era mi única competencia, pero me sentía confiado y creía que podía ganar. Mientras estaba bateando, me daba cuenta que estaba bateando bien. De repente, oí a la gente aplaudiendo. Yo gané.
He aprendido mucho de esta experiencia. Aprendí que yo puedo superar cualquier desafío. Ahora, intento ser optimista. No voy a olvidar esta memoria nunca, y todavía tengo mi trofeo.
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